El naming es una ciencia. De eso no hay ninguna duda. Pero este hecho adquiere todavía mayor relevancia en la actualidad y en un entorno saturado de marcas, ¿verdad? Una de las maneras de poder adquirir una ventaja competitiva para nuestra empresa es la de apostar por un nombre descriptivo. ¿Sabes en qué consiste o cuáles son algunos de los principales ejemplos de la actualidad? No te pierdas este nuevo post de mi blog. ¡Espero que te sea de utilidad!
El primer contacto que cualquier persona tiene con una marca es a través de su nombre. Es por ello que este no puede ser aleatorio, sino que tiene que cumplir una misión. El naming de una marca es una herramienta muy útil y valorada dentro del branding, un instrumento que permitirá crear la personalidad de una compañía y aportar un punto de referencia estratégico para toda la organización.
Por eso, un proceso de naming no puede ser al azar ni secundario. Tiene que responder a una estrategia creativa y lingüística. En este campo, un nombre descriptivo es una buena alternativa a valorar.
El nombre descriptivo es una de las principales tipologías de nombres de marca
Una parte importante de cualquier proceso de naming es explorar nuevas fronteras y encontrar oportunidades que no hubieran sido detectadas con anterioridad. Para ello, existen varias tipologías de nombres de marca. Principalmente encontramos con los de nombre descriptivo, nombre evocativo y nombre abstracto.
En este post, voy a centrarme en los primeros. Un nombre descriptivo posee un carácter más funcional, ya que se encarga de resaltar un atributo de la empresa, un beneficio, el propio producto o también la actividad a la que se dedica la propia compañía. Ejemplos tenemos un montón a nuestro alrededor y resultan tremendamente obvios, claros, simples y fáciles de interpretar. Podríamos nombrar a empresas como Gas Natural, General Motors, British Airways…
Como puedes entender, uno de los puntos más difíciles de realizar procesos de nombre descriptivo es conseguir registrarlos, ya que existen multitud de denominaciones similares y la flexibilidad con la que contamos es muchísimo menor que con los evocativos o abstractos.
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